El agua forma parte de la composición del cuerpo humano y es imprescindible para el correcto desarrollo de numerosas funciones vitales; hasta para respirar es necesario eliminar agua. Aunque es preciso beber agua durante todo el año, en verano, con el aumento de la temperatura, perdemos mayor cantidad de líquidos corporales, por lo que es necesario reponerlos bebiendo más agua, u otro tipo de líquidos o alimentos ricos en agua.
El agua interviene en el transporte de los nutrientes a las células y facilita la digestión, ayuda a regular la temperatura corporal, y contribuye a mantener la salud y el buen aspecto de la piel. Las personas necesitamos alrededor de dos litros y medio de agua cada día para mantener hidratado el organismo y compensar la pérdida de líquidos que se produce al realizar las diversas funciones corporales: orina, respiración, sudoración y heces. En caso de practicar deporte o realizar algún otro esfuerzo físico, o si hace mucho calor o nos exponemos al sol, debemos aumentar la ingesta de líquidos.
Aunque la sensación de sed es la que nos empuja a ingerir líquidos, los expertos advierten que no es aconsejable esperar a tener sed para beber. Precisamente una reciente encuesta ha revelado que, al menos en nuestro país, existe una falta de información sobre las necesidades de hidratación, ya que el 70 por ciento de los españoles bebe menos de dos litros de líquido al día, el 36% de los encuestados afirmó que solo bebía cuando tenía sed, y uno de cada diez había llegado a sufrir deshidrataciones, la mayoría de estas (el 60%) durante la época estival.
Para mantener una correcta hidratación, sólo tienes que seguir unos sencillos consejos:
Bebe entre dos y tres litros de líquido repartidos a lo largo del día.
Si no eres muy aficionado a beber agua, y para no aburrirte, puedes combinar los tipos de líquido: zumos, caldos, batidos, refrescos, infusiones, café… así te resultará más fácil cumplir con el objetivo.
Es importante que no pases mucho tiempo sin beber, sobre todo si vas a estar al aire libre y expuesto al sol, así que si piensas pasar toda la mañana haciendo deporte en la playa, o simplemente tostándote al sol, lo mejor es que lleves una pequeña nevera portátil con agua y refrescos.
Vigila que los niños tomen suficientes líquidos; cuando están enfrascados en sus juegos, o se lo están pasando bomba en el agua, suelen olvidarse de todo.
Evita salir en las horas de máximo calor. De doce a cuatro lo mejor es permanecer a la sombra, o en lugares frescos y ventilados; puedes aprovechar para dormir la siesta, una costumbre muy saludable.
Si practicas algún deporte o realizas algún esfuerzo físico, aumenta la ingesta de líquidos. Lo mismo si sudas más de lo habitual a causa del calor, la humedad…
Limita la ingesta de bebidas con contenido alcohólico porque el alcohol tiene un efecto deshidratante. La cerveza puedes tomarla sin alcohol, y rebajar la sangría y el ‘tinto de verano’ añadiéndoles bastante hielo. En cualquier caso, no sustituyas el agua, los zumos y los refrescos por este tipo de bebidas aunque te atraiga más su sabor.
Beneficios de una correcta hidratación
Si están correctamente hidratados, todos los órganos de nuestro cuerpo -riñón, hígado, corazón, estómago, piel…- funcionan mejor.
Se orina frecuentemente, lo que favorece la eliminación de toxinas.
Al orinar más, también se reducen las posibilidades de sufrir infecciones urinarias, y de que se formen arenillas o cálculos en el riñón.
Se favorece la motilidad intestinal, previniendo el estreñimiento.
Además, las heces son más blandas y esponjosas y, por lo tanto, más fáciles de expulsar, lo que evita la aparición de hemorroides por esfuerzo o heridas por laceración.
La sangre se encuentra más diluida, y los nutrientes se distribuyen mejor por el organismo.
La piel mejora su aspecto y lozanía.